Cada 29 de junio, la Iglesia celebra con gozo a San Pedro y San Pablo, apóstoles fundamentales en la expansión del cristianismo y en la construcción de la Iglesia. Ambos, aunque distintos en carácter y misión, fueron instrumentos providenciales del Evangelio y mártires por amor a Cristo.
En el ISPM, esta solemnidad tiene un significado especial, pues, nuestro colegio lleva con orgullo el nombre de San Pablo, apóstol misionero incansable, maestro de la fe y testigo apasionado del amor de Cristo. En él reconocemos no solo un ejemplo de conversión radical, sino también un educador del alma humana, que supo dialogar con la cultura de su tiempo y anunciar a Cristo sin temor.
Inspirados en su vida y enseñanzas, queremos formar estudiantes que, como él, “peleen la buena batalla, terminen la carrera y mantengan la fe” (2 Tim 4,7), viviendo con convicción, responsabilidad y esperanza.
Hoy, más que nunca, educar al estilo de San Pablo es sembrar en cada corazón el deseo de transformar el mundo desde el amor, la verdad y la fe.
“La tradición cristiana siempre ha considerado a San Pedro y San Pablo como inseparables: en efecto, juntos representan todo el Evangelio de Cristo”. (Papa Benedicto XVI)