Durante el mes de mayo, en el Instituto San Pablo Misionero vivimos con entusiasmo una de las celebraciones más significativas del año escolar: el Día del Estudiante. Esta instancia fue pensada no solo como un momento de recreación, sino como una oportunidad concreta para fortalecer los vínculos entre los distintos estamentos de nuestra comunidad educativa y promover aprendizajes desde la alegría, la participación y el encuentro.
Con celebraciones organizadas en distintas fechas según el nivel y la sede, la jornada fue vivida por niñas, niños y jóvenes con una mezcla de emoción y gratitud. En cada ciclo —desde el Jardín Infantil hasta la Enseñanza Media—, docentes, apoderados y estudiantes, prepararon con dedicación diversas actividades recreativas y formativas, manteniendo el horario escolar con normalidad, pero transformando los espacios cotidianos en lugares de celebración y pertenencia.
Más allá de los juegos, concursos y dinámicas, este día fue una invitación a reconocer la riqueza de compartir como comunidad. Celebrar juntos el Día del Estudiante es también una forma de enseñar y aprender: aprendemos que la convivencia se construye desde el respeto y la alegría; que la educación no solo ocurre en la sala de clases, sino también en los vínculos que cultivamos; y que cada uno de nuestros estudiantes merece ser valorado por lo que es y por el camino que está recorriendo.
Durante esta semana también se reconoció al curso con mejor asistencia de cada unidad educativa, premiando su compromiso y constancia con un día especial para asistir con ropa de calle. Esta iniciativa refuerza el valor de la responsabilidad como una dimensión clave del proceso formativo.
Agradecemos a las familias por su apoyo, a los equipos docentes por su dedicación y, especialmente, a nuestros estudiantes por ser el corazón de nuestra misión educativa. Seguimos caminando juntos, formando personas con sentido.